El genoma y su futura utilización
Hace mucho, el hombre descubrió el fuego y aprendió a quemar a sus enemigos. Mucho después descubrió la pólvora, y enseguida inventó las bombas. Al desarrollar la química, aprendió a hacer armas invisibles. En cuanto aprendió a volar hizo los primeros aviones de guerra. En los años cuarenta dominó la energía nuclear, y rápidamente desarrolló la bomba atómica.
Ahora ha descifrado el genoma. ¿Es posible que por primera vez, desde que habita la tierra, el hombre no utilice mal uno de sus descubrimientos? ¿Es posible que no desarrolle una nueva y mortífera arma? ¿Cabe la posibilidad de que no utilice este descubrimiento con fines comerciales?
La gente muere de sida en África porque las multinacionales farmacéuticas no venden sus medicinas a un precio bajo. La gente muere de hambre porque las multinacionales alimentarias no venden sus productos baratos.
Las multinacionales del armamento venden armas a países destrozados por las guerras. Multinacionales agrícolas imponen al Tercer Mundo la venta de semillas estériles (sólo producen una cosecha, después hay que volver a comprarlas). Multinacionales del petróleo siguen contaminando la atmósfera e influyen para bloquear proyectos de vehículos más ecológicos. Multinacionales madereras desforestan sistemáticamente las selvas y bosques del planeta, destruyendo especies y matando a las tribus que se oponen.
Sin ser pesimista, sólo con observar la realidad que nos rodea, en que todo se mide por su precio de venta, es fácil llegar a la conclusión de que los avances en genética serán utilizados, en primer lugar, para desarrollar nuevas armas y, en segundo lugar, para todo aquello que produzca dinero.
Sólo una actuación decidida de los gobiernos puede evitar que la historia se repita por enésima vez. Y esa actuación decidida debe partir de la ciudadanía. No debemos pedir, debemos exigir, una regulación responsable en la investigación y explotación del genoma. Si no es así, será mejor que cada uno vaya pensando cuál es su precio de venta.-
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