Un viaje hacia una vida normal

Hace dos años y medio, las pequeñas Salma y Samia hicieron un viaje parecido al de Fátima y Amina Agunín. También eran siamesas, estaban unidas por la pelvis y compartían la uretra y el recto.

Un convenio entre España y Marruecos y, sobre todo, la estrecha relación entre el Hospital Infantil de Rabat (donde las niñas permanecieron 15 meses) y el de La Paz en Madrid permitieron el traslado y la operación de las pequeñas para separarlas.

A Salma y Samia las acompañó hasta Madrid una asistente social del hospital marroquí. Fue esta mujer, Yamina, quien puso a la ONG Tierra de Hombres sobre su pista, y quien consiguió que la esta organización las atendiera cuando volvieron a Kenitra, una ciudad a 50 kilómetros de Rabat donde el padre trabaja de portero.

Blanca Díez, responsable del programa Viaje hacia la vida de dicha ONG, ha visitado en junio a las niñas. 'Son unas niñas alegres que hacen una vida completamente normal. Es un milagro verlas correr y jugar a la pelota', comenta entusiasmada. 'Las dos tienen mucho carácter, pero son muy tímidas. A mí, al principio, no querían ni acercárseme. Probablemente, les recordaba lo mal que lo habían pasado en el hospital', declara.

Pero no todo fue tan fácil. La ONG (www.tierradehombres.es) ha tenido que ayudar a la familia, y correr con parte de los gastos farmacéuticos derivados de las secuelas de la intervención (unas 35.000 pesetas al mes). La madre tuvo que dejar de trabajar para atenderlas, lo que supuso un descenso de ingresos para la familia. 'Y eso que sus tres hermanos están volcados', comenta la encargada de la ONG.

Ahora han empezado a ir al colegio. 'Y dice Yamina que son espabiladísimas', afirma satisfecha Díez.