'Això pita'

Vivo en L'Hospitalet desde que nací, he crecido en esta ciudad, donde he conocido a mi mujer y he tenido una hija. A pesar de las vinculaciones afectivas que me unen a mi ciudad, no existe ninguna otra razón por la que pueda sentirme orgulloso. Siempre he vivido en el barrio de Collblanc-La Torrassa, y desde niño siempre eché en falta un parque donde jugar. Recuerdo incluso pequeñas manifestaciones de niños para conseguir que nos dejaran entrar en un solar abandonado. Ya desde pequeño entendí que los señores que estaban en el Ayuntamiento no nos prestaban el más mínimo interés. Me he hecho mayor y con la edad no ha mejorado mi opinión sobre estos señores ahora llamados progresistas.

Hoy he leído un artículo que explica que los jóvenes de L'Hospitalet abandonan la ciudad incluso después de casarse. Hay graves problemas para acceder a una vivienda digna y el número de guarderías públicas es irrisorio. Todavía hoy existen graves dificultades para moverse por las aceras: persisten las barreras arquitectónicas y los coches invaden cada milímetro de este entorno, que puede considerarse hostil si paseas con un cochecito de bebé.

Yo también me planteo salir de aquí ya que deseo que mi hija tenga una niñez mejor que la mía. Nuestros padres vinieron a L'Hospitalet para mejorar sus condiciones de vida, sus hijos no las han encontrado. Lo esencial no ha cambiado: hijo de emigrante, emigrante.