Sonidos de Italia, García Lorca y la Costa Brava

Dentro del ciclo de Cámara y Polifonía, actuaron esta semana en el Auditorio la rediviva Orquesta Clásica de Madrid dirigida por Lorenzo Ramos y con la intervención solista del tenor Manuel Cid. El programa, tan bien pensado como realizado, incluyó como principio las deliciosas Vistas al mar para cuarteto, en la versión multiplicada de su autor, Eduardo Toldrá. El inolvidable maestro de Vilanova i la Geltrú hizo en las tres vivas y transparentes 'vistas' un homenaje al paisaje de la Costa Brava, porque cantó a la naturaleza en su más íntima significación y en los versos altos de Joan Maragall.

Tuvimos de nuevo con nosotros al tenor Manuel Cid -artista y pedagogo- en una obra importante y fuertemente dramática de Manuel Castillo: los sonetos de Federico García Lorca, estrenados por el mismo Cid en el Festival de Granada, 1986. Páginas de singular complejidad e intensa belleza que el gran músico sevillano supo engastar en su invención lírica más grave y transida en las que el amor, la luz, la angustia y el paisaje se tensan con hondura. Manuel Cid cantó con dominio y aguda expresividad las cinco melodías envueltas en la trama instrumental. El éxito fue muy grande, pues a todo ello ha de añadirse el trabajo voluntarioso, conocedor e instintivo del joven Lorenzo Ramos.

Lo demostró, en alto vuelo, al abordar la transparente y clásico-romántica Sinfonía Italiana, de Mendelssohn, en la que afloran las emociones vividas, en 1830- 1831, en Roma, Milán, Florencia, Venecia o Nápoles. En suma, Italia, 'el sueño de mi vida desde que tuve uso de razón', como escribe el compositor. Hizo Lorenzo Ramos música viva de pulso latente que, quizá en el allegro inicial, discurrió en un tempo animado en demasía, cosa natural en un intérprete de su edad que, por otra parte, se muestra en todos los casos reflexivo y escrutador de los pentagramas en su forma y en su sustancia.