¿De qué se ríe?

¿De qué se ríe nuestro presidente? De cada 10 fotos publicadas en prensa, en nueve sale riéndose a mandíbula batiente. Y yo me pregunto, y les pregunto: ¿de qué? O, mejor, ¿de quién? ¿Se reirá de la inflación, que está descontrolada? ¿De la subida imparable de los carburantes? ¿Del batacazo bursátil y del euro? ¿De los atentados terroristas? A lo mejor se ríe porque está profundamente satisfecho por el grado de cumplimiento de sus promesas electorales: prometió profesionalización en RTVE y puso a un colega del PP; prometió acabar con su endeudamiento y lo multiplicó por cuatro; prometió dignificar la vida pública... y ahí están los Villalongas y las stock options; los Álvarez Cascos y sus "guerras del fútbol y digitales"; o Rato y su escándalo de los 200.000 millones perdonados por los socialistas a sus amigos; o Piqué y su "ingeniería fiscal"; o Mayor Oreja y sus traslados de inmigrantes narcotizados o en las bodegas de los barcos o su permanente campaña electoral para lehendakari; o Arias-Salgado y el regalo de las licencias por concurso de los móviles de tercera generación; o Loyola de Palacio y sus subvenciones del lino... Pero, por encima de todo esto, debe estar satisfecho de su política antiterrorista: prometió cumplimiento íntegro de las condenas; no negociar jamás; no al acercamiento de los presos..., y ¿qué tenemos? La política más errática y más profundamente electoralista que se recuerda desde la implantación de la democracia. ¡Indignante! - José Luis Álvarez. Valladolid.