El Valladolid, con mal juego, iguala ante un Osasuna conformista

Dos equipos con encefalograma plano, eso es lo que ayer se vio en Valladolid. Uno, el Osasuna puede presumir de que llegó para hacer su partido. Pero el otro, el Valladolid, de lo único que puede hablar es de que tenía un comienzo de Liga apto para el acopio de puntos, para no sufrir cuando lleguen los grandes. El hecho es que el Valladolid, rey del empate, sólo marca a balón parado, encaja pocos goles, no pierde, pero así lo que seguro no hace es ganar.El equipo de Lotina se esmeró en poner cara de buen fútbol. Supo explotar su recursos ofensivos con paciencia y orientó su caudal por la banda izquierda. El giro llegó, como todo ayer, de una manera absurda, con un penalti que el arbitro, Mejía Dávila, señaló desde 50 metros. Poco después, quien había cometido el supuesto penalti, Cruchaga hizo el empate.

Ferraro hizo lectura en el descanso y añadió potencial a su centro del campo. Trataba así de anular el dominio casi absoluto que Alfredo y Palacios habían ejercido en la zona de creación. Las intenciones se quedaron en eso, pero Lotina se concedió la satisfacción del punto fuera de casa y se conformó con el empate.