El exorcismo de Di Biagio

Luigi Di Biagio se negó a tirar el primer penalti de la tanda, el jueves pasado, contra Holanda. Pero el seleccionador italiano, Dino Zoff, no le hizo caso. Se le acercó con una sonrisa en la boca y lo mandó a lanzarlo. Lo convenció en silencio, porque apenas habla. Y Di Biagio no falló. "Pero tuve mucho miedo", confesó después del partido. Di Biagio no se atrevía a lanzarlo porque se acordaba de que un penalti fallido suyo había dejado fuera del Mundial de Francia a su selección, en 1998. "No lo quería tirar porque me acordaba continuamente del penalti que fallé en París, y que nos dejó fuera del Mundial contra Francia. Zoff vino en silencio y me miró fijamente. Después repasó a todos con la mirada y la volvió a posar en mí. Miré a mi alrededor yo también y me di cuenta: medio equipo estaba desparramado sobre el campo y supe que me necesitaban. Me fui al punto de penalti y mientras caminaba hacia Van Der Sar me daba coraje a mí mismo. Cuando vi el balón en la portería sentí una alegría enorme".Di Biagio dio confianza a Italia y hundió un poco más a los holandeses. Se convirtió, junto a Toldo, en el símbolo de la victoria. La primera victoria en tanda de penaltis de la selección transalpina en un gran torneo. "Por favor, no quiero penaltis", había implorado Maldini antes del partido. En la memoria del capitán del Milan todavía pervivían tres eliminaciones por este método en tres Mundiales. Lo que no había experimentado Maldini en carne propia era la eliminación de la Eurocopa de 1980 frente a Checoslovaquia. En 1990 Argentina la eliminó del Mundial del que era organizadora. En 1994 perdió la final del Mundial de Estados Unidos contra Brasil, por penaltis. Y en 1998 perdió en los cuartos contra Francia.