Gore y Bush superan la cifra de delegados para ser candidatos

Al Gore y George Bush, desembarazados del desafío de sus correligionarios Bill Bradley y John McCain, han comenzado su larga batalla personal por la presidencia de EE UU. Intentando ampliar su base electoral, reducida en las primarias al núcleo duro conservador, Bush volvió a esgrimir ayer sus credenciales de "reformista con resultados", dada su experiencia en el Gobierno de Tejas. "La mejor reforma es terminar con el dominio de Clinton y Gore", dijo. Tanto Bush como Gore superaron ayer los suficientes delegados como para ser declarados oficialmente candidatos presidenciales en las convenciones partidistas del verano. En realidad, saber si ambos lograban esa meta era el único interés de la jornada de ayer en las primarias que se celebraron en Florida, Tejas, Tennessee, Luisiana, Misisipi y Oklahoma. Pero este supermartes sureño había perdido toda emoción desde que, siete días antes, las primarias de Nueva York, California y otros Estados dejaron claro que Gore y Bush son los finalistas de la carrera a la Casa Blanca. Gore y Bush confirmaron que no van a esperar a septiembre para empezar a competir. Ante una audiencia que gritaba "No más Gore", Bush se presentó en Austin (Tejas) como el nuevo político ajeno a los tejemanejes de Washington.