Cerveza y cigarrillos

El contraste en los prolegómenos era bien grande. El lunes por la noche, los españoles estaban muy concentrados, serios, cuidándose mucho en todos los detalles, preocupados por el estado griposo de Duishebáiev y Urdangarín, y tristes por el problema familiar de Jaume Fort, que volvió ayer a España. Los franceses, muy relajados; a Richardson, Wiltberger y algún otro se les podía ver en el bar del hotel, fumando y bebiendo cerveza. Ayer por la mañana, vida monacal para el equipo de Román: desayuno, paseo, vídeo y reunión, comida, siesta y al autobús. Richardson y algún otro seguían en el bar, fumando.Daniel Constantini, el seleccionador de Francia, dio probablemente en el clavo tras el partido: "Nosotros vinimos aquí como un equipo de amigos, lastrados por la ausencia de tres lesionados

, dispuestos a luchar partido a partido con el objetivo de terminar entre los ocho primeros". Sus hombres actuaron con la confianza de quien se sabe brillante, aunque haya habido años mejores. Por el contrario, a los españoles parece faltarles una medalla de oro para ser conscientes de una vez de que son muy buenos, incluso con lesionados.

Juan de Dios Román no se aferró a la desgracia: "Aparte de las ausencias, hemos jugado muy mal. Hay que olvidar este partido". Guijosa, que había desahogado su rabia con varias patadas al banquillo, añadió: "El equipo estaba descentrado porque no hemos comenzado bien. En todos los torneos hay un partido malo. Pero aún estamos vivos".