La 'guerrera'

En la presentación de su primer disco en solitario, Northern star, la Sporty Spice de las Spice Girls no gozó de demasiados espectadores. Apenas trescientos enfervorizados, eso sí, fans del grupo y de su persona se acercaron a las afueras de Madrid a contemplarla y a provocar alguna que otra escena de nerviosismo en la puerta de la sala unos minutos antes de que ésta se abriera.Ataviada con esa nueva imagen que cultiva ahora -la de guerrera del rock: plagada de tatuajes y portando camiseta negra con el rótulo Spice impreso en plateado, vaqueros raídos y con el primer botón desabrochado-, Melanie C compareció en escena, flanqueada de una banda de pop-rock convencional, a los acordes de Something gonna happen y en medio del lanzamiento de todo tipo de muñecos de trapo por parte de los espectadores.

Sin acusar los muñecazos y con expresión de profesional satisfacción ante la acogida recibida, la cantante se lanzó a desarrollar sus nuevos temas, en los que siempre se puede encontrar un poquito de un artista distinto: esto suena a Madonna; lo de más allá, a No Doubt; eso, un pelín a brit pop; aquello, a indie rock rebajadísimo.

Poco verosímil

La actitud de la intérprete fue en todo momento la de disfrutar pegando botes como si hubiera descubierto las propiedades lúdicas del rock hace un par de semanas.

Melanie C Se atrevió a pronunciar algunas palabras en castellano e incluso pergeñó una especial versión del dichoso Wannabe que la lanzara a la fama junto a sus colegas. Colegas a las que echará de menos cuando haga recuento de los éxitos cosechados con su primera aventura en solitario, ya que ésta resulta a todas luces poco verosímil.

Y es que ser una Spice Girl debe pesar más que ser pariente de Camarón o hijo de Julio Iglesias.