Humanidades

El enharinado Gabinete Aznar ha mostrado por fin su patita, su pataza, en el caso Pinochet. Y, como bien sabíamos, no pertenece a cordero, sino a lobo. Era notorio que nuestros gobernantes acabarían hallando un subterfugio para burlar a la justicia justiciera, pero lo que ignorábamos era cómo se las iban a arreglar los probos mercenarios oficiales para interferir en la administración de la cosa. Y hete aquí que lo han hecho a su zafio y brutal estilo de ordeno y mando. Genial. Supongo que ni a Jojó-Marie ni a Abelcaín les importa pasar a la historia, o a lo que sea, como auténticos paladines de los derechos de los inhumanos.La decisión de impedirle a la fiscalía recurrir la sentencia, que mañana dictará el magistrado amigo de Thatcher y ajeno a Amnistía Internacional, podría formar parte de un cada vez menos hipotético pero siempre patético entramado, tejido por los tres Gobiernos involucrados para, en caso de que el fallo resulte desfavorable al dictador vitalicio (quizá hasta al magistrado amigo de Thatcher puede parecerle Pinochet pelín torturador), que un oportuno ataque de humanitaritis ajena le mande de regreso a su país.

Falta un solo día para que se haga pública la sentencia, y servidora tiene muchísimo la mosca en la oreja. Será fastuosamente vergonzoso para todos que el paciente inglés y su impaciente señora regresen impunemente a Chile, gracias al uso en vano de la palabra humanidad, pero más divertido aún será ver lo estupendo que se pone el vitalicio y la de años que vivirá en adelante, pese a las predicciones de sus humanólogos.

Posdata: para animarse un poco recomiendo a los lectores que se hagan con La Hinteligencia Militar, esclarecedor y nada denso volumen de Ediciones Oxymoron que, en su quinta edición, llega a las próximas ferias del libro de Santiago de Chile y Guadalajara (México). También les recomiendo La tumba vertical, de Sergio Pesutic, un ingenioso libro de relatos que predice el pasado y sueña el futuro del lamentable general. Ambas obras, distribuidas por LOM.