Amistades peligrosas

Las deudas contraídas por el Casino de La Vila Joiosa con la Generalitat Valenciana constituyeron un quebradero de cabeza para José Luis Olivas durante toda la pasada legislatura. El entonces consejero de Economía y Hacienda afrontó, en primer lugar, una operación privada de compraventa de acciones que nunca autorizó. El empresario francés afincado en Benidorm, Roch Claude Tabarot, llegó a un acuerdo con Casino Costa Blanca para hacerse cargo de la gestión del casino, pero Hacienda exigió el pago de la deuda acumulada antes de conceder el traspaso de la licencia de explotación. Una subasta de los bienes del casino fue suspendida apenas 24 horas antes de su celebración en enero de 1997. Hacienda optó entonces por intervenir la caja del casino y evitar el aumento de la deuda. Olivas resolvió finalmente el caso a través de la convocatoria de un doble concurso administrativo y ejecutiva de enorme complejidad jurídica. La adjudicación se produjo el 13 de abril, apenas dos meses antes de las últimas elecciones autonómicas. Jesús Álamo, adjudicatario del concurso, y José Luis Olivas son viejos conocidos. El ex consejero de Hacienda ejerció hace más de una década como representante legal de la Confederación de Empresarios de Hostelería. Álamo, propietario de varios salones de juego, tuvo relación con él. Testigos presenciales recuerdan una reunión en 1987 en la que Olivas ejerció como representante legal de Acrismatic, una empresa de máquinas tragaperras propiedad de la familia Álamo, en la que se elaboró una estrategia conjunto entre operadores del sector para evitar que prosperaran nuevas tasas que barajaba la Consejería de Hacienda. Olivas, por su parte, siempre ha negado haber mantenido cualquier relación profesional con Álamo.