Varios proyectos de ley amenazan a empresas españolas

Desde algunas tribunas de prensa, el caso Pinochet se mezcla con la creciente presencia empresarial española para dar una señal de alarma de contenido nacionalista con ribetes chovinistas. Un diario santiaguino publicó un gran título en la primera página de la sección de economía: Ofensiva parlamentaria contra empresas españolas, que daba cuenta de diversas iniciativas en la Cámara de Diputados y en el Senado "tendentes a evitar la concentración monopólica en sectores claves de la economía, hoy en manos españolas". El senador socialista Jaime Gazmuri acaba de presentar junto a otros parlamentarios de distinto signo un proyecto de ley para revisar la norma reguladora del sector eléctrico, que rige desde 1982, en plena dictadura. El proyecto pretende, según explica, "limitar la integración vertical de aquellas empresas que participan en negocios de generación, transmisión y distribución de energía, que favorece situaciones de monopolio". Esto afecta principalmente en Chile a Endesa, pero es una situación que Gazmuri plantea desde hace años. "Ahora, a raíz del caso Pinochet, los senadores de derecha apoyan una revisión oportunista. A nosotros nos conviene y aprovechamos su apoyo, pero es absurdo plantear que hay una ofensiva antiespañola".Sobre la mesa hay otro proyecto de ley contra la concentración del mercado financiero, que afecta al Banco Santander Central Hispano (BSCH), que controla el Santander Chile y el Santiago. Telefónica ha llevado hasta la Corte Suprema su impugnación del decreto de rebaja en las tarifas.

Intento de coacción

La reciente reunión convocada por el canciller, Juan Gabriel Valdés, con directivos de 19 empresas españolas para plantear el mal estado de las relaciones entre Chile y España por el caso Pinochet causó algo más que sorpresa entre los asistentes. "El ministro enseñó la patita cuando se refirió a los distintos proyectos de ley que afectan a intereses españoles", indicó a este diario una fuente muy cercana a uno de los convocados que interpretó el gesto como un intento de coacción.

El mensaje del canciller fue que el Gobierno no controla el buen ánimo y la buena cooperación de las empresas chilenas hacia las españolas, y que sería bueno que éstas expresaran su preocupación ante el Gobierno de José María Aznar. Otra fuente próxima a la reunión recordó que las eventuales medidas de presión hacia los inversores españoles no están sólo en manos del Gobierno, ya que "hay importantes núcleos pinochetistas en las organizaciones empresariales y en la Administración del Estado con capacidad para imponer trabas burocráticas al desarrollo de la actividad empresarial".