Las milicias asesinan a más de 200 personas en Timor Oriental

Los paramilitares proindonesios no quieren testigos de sus matanzas en Timor Oriental. Tienen rodeada la sede de la Misión de la ONU y han quemado el hotel donde se alojaban los periodistas y los observadores internacionales, que han dejado precipitadamente la isla en las últimas 48 horas. Sin cámaras que filmen la barbarie, las milicias asesinaron a más de 200 personas entre el sábado y el domingo, según fuentes independentistas. Unos 25.000 timorenses han buscado refugio en las montañas y en las misiones religiosas.

Las tropas del Ejército indonesio no hacen nada por frenar la violencia paramilitar. Es más, el ministro indonesio de Defensa y jefe de las Fuerzas Armadas, general Wiranto, llegó ayer a Dili, capital de Timor, para decir que ?no hay problemas ni pistoleros en la calle?. Pero los hechos son contundentes. Las milicias asaltaron ayer las oficinas del obispo de Dili y premio Nobel de la Paz en 1996, Carlos Ximenes Belo, donde, según testigos, mataron a unas 25 personas.

La responsabilidad de Yakarta en la violencia que vive Timor fue puesta de relieve anoche por el Consejo de Seguridad de la ONU, que fue convocado en sesión de urgencia. El presidente del consejo, el holandés Peter van Walsum, anunció que la ONU ha decidido enviar una delegación a Indonesia para abordar la aplicación de los resultados del referéndum y poner fin al derramamiento de sangre.

La intervención de la comunidad internacional está siendo requerida por los líderes independentistas timorenses y por Antonio Guterres, primer ministro de Portugal, que ayer reclamó al secretario general de la ONU, Kofi Annan, el envío de una fuerza de pacificación. La representante portuguesa en Yakarta acusó al, Gobierno de Indonesia de no controlar la situación y dijo que ?el Consejo de Seguridad de la ONU podría considerarse como criminal si no actúa rápidamente?.