El poder de las cooperativas

El cooperativismo agrario es uno de los movimientos más arraigados en la Comunidad Valenciana. Una gran cantidad de agricultores venden sus cosechas a través de las cooperativas. Desperdiciar esa peculiaridad del campo valenciano sería un error, afirma Antoni Lozano. "Sería bueno que las cooperativas jugasen un papel activo en la lucha contra el minifundismo", señala el portavoz socialista de Agricultura. El objetivo sería que las cooperativas consiguiesen planificar la producción de sus asociados. "Una solución sería unir parcelas de varios propietarios para poder disponer de grandes superficies de cultivo que no tuviesen los impedimentos actuales, introduciendo al tiempo mejoras tecnológicas que en parcelas de pequeño tamaño resultan demasiado caras. Estos terrenos se cultivarían y los propietarios recibirían una parte de los beneficios obtenidos a razón de la parte de la parcela que aporte, como un accionista de una empresa", explica Lozano, que es consciente de que este tipo de soluciones, y otras que se podrían articular aprovechando la fuerte implantación cooperativa, chocan con una cultura que debe cambiar con el tiempo. Pero para que ese cambio se produzca, y los agricultores abandonen sus reticencias, es necesario también un relevo generacional y de ideas.