Aprendiendo de los errores

Cada vez que se detiene a un peruano de los que roban en la autopista de Cataluña, ellos aprenden algo. Y teniendo en cuenta que a varios se les ha detenido más de 50 veces, las lecciones aprendidas no son pocas. Una muestra: el año pasado, la policía tenía localizados 28 pisos contratados por ellos en régimen de alquiler. Este año, todos esos pisos han cambiado de dueños y ya no se conoce el domicilio de ninguno de la banda. Otra más: si antes alquilaban los coches, cuando se dieron cuenta de que dejaban un reguero de pistas decidieron que era mejor robarlos, o pagar a toxicómanos para que los robasen.En la autopista entran más de dos veces al día. Pero nadie les ve. Pasan el peaje automático con tarjetas de crédito robadas, sin intervención de ningún empleado. Aunque las tarjetas hayan sido canceladas por sus víctimas, sirven para pagar el peaje, ya que la red informática de la autopista no lleva un registro de las tarjetas canceladas.

Acesa, la compañía concesionaria de la autopista, pretende ponerles las cosas difíciles a los peruanos. Ha contratado tres coches de vigilancia privada y ha repartido folletos en varios idiomas con advertencias como ésta: "No se pare nunca en la calzada aunque le hagan señales". Pero los vigilantes no pueden detener, sólo disuadir con su presencia. Y muchos de los folletos apenas se leen.

Acesa asegura que pretende instalar más de 200 cámaras repartidas por sus 541 kilómetros. Pero sin grabar. "La legislación no nos permite grabar", señala un portavoz de Acesa.

"Y si no se graba", concluye un guardia civil, "de poco nos servirán las cámaras".