Los arquitectos intentan salvar las ciudades

"La dimensión pública de la ciudad está en retroceso". La advertencia es de César Portela, director de la V Bienal de Arquitectura Española (1997-1998). Por eso, las obras seleccionadas, expuestas en Comillas hasta el 12 de septiembre, muestran claramente la intención del comité. El Premio Manuel de la Dehesa ha sido para la Biblioteca Central de Terrassa, de Josep Llinàs Carmona. Y los dos accésit, para el Centro Cívico de Nanclares de Oca (Álava), de Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo, y un conjunto de viviendas sociales en Valencia, de Eduardo de Miguel.

La trascendencia de los espacios públicos en las ciudades es este año el lema -El lugar público- alrededor del cual se celebra la bienal. El director del certamen, el arquitecto pontevedrés César Portela, considera que las leyes del mercado lo dominan todo, incluso las teorías urbanísticas, en exceso sostenidas por intereses políticos o empresariales, que empujan a las urbes hacia un crecimiento desordenado. "El resultado es la desaparición o el progresivo empobrecimiento de los espacios públicos", razona Portela, y recuerda de paso el vivo contraste con la riqueza de los núcleos históricos de las ciudades.La bienal propone soluciones diferentes de las meramente empresariales y reivindica espacios que satisfagan las verdaderas necesidades de los ciudadanos y sirvan para su disfrute. "La arquitectura tiene como fin último atender las demandas sociales", recuerda el director, e insiste en el regreso a formas más puras de arquitectura, "más precisas, más verdaderas", y al servicio de los ciudadanos. Portela desea "una arquitectura que desde su propia autonomía administre y dosifique los medios económicos y materiales de que dispone, producto del ejercicio de un riguroso oficio por parte de sus autores, para resolver mejor los problemas espaciales y sociales que se plantean".

Jaime Duró, presidente del Consejo de Arquitectos, resalta la trascendencia y el prestigio de un certamen que "ha permitido que los arquitectos españoles se reúnan unos días cada dos años para realizar un esfuerzo intelectual muy interesante". Y el subdirector de Arquitectura, Vivienda y Urbanismo, Gerardo Mingo, apunta que la diversidad de ciudades en las que se ubican los proyectos seleccionados demuestra que la polaridad Madrid-Barcelona se ha roto. "La sociedad española está madura, y los ciudadanos son exigentes y reivindican sus espacios públicos", asegura. Mingo sitúa la arquitectura española "entre las mejores del mundo".

El jurado del Premio Manuel de la Dehesa seleccionó en abril para esta quinta edición de la bienal 21 obras del total de las 295 presentadas a concurso, y calificó como finalistas otros 49 proyectos. Los 10 miembros del jurado se tomaron muy en serio el lema: cinco de las ocho categorías en las que clasificó el abundante material se corresponden con edificaciones de uso comunitario.

El comité ha querido destacar la calidad arquitectónica de la edificación ganadora, la Biblioteca Central de Terrasa, en Barcelona, proyecto realizado por Josep Llinàs Carmona, así como la trayectoria de este profesional. La obra se corresponde a la perfección con los presupuestos de respeto a los espacios públicos, y ha servido, por ejemplo, para peatonalizar uno de los laterales del nuevo edificio y dar lugar a la aparición de un espacio tranquilo y silencioso. La cubierta es la parte más significativa: su reducida altura no impide una luz homogénea y sin soleamientos.

El Museo de Arte Romano de Mérida, la Manzana Diagonal L"Illa de Barcelona, el Parque del Bonaval y el entorno del Centro Gallego de Arte Contemporáneo, en Santiago de Compostela, fueron los proyectos premiados en las tres anteriores ediciones del certamen.