Morante: "Con el toro de Pamplona es difícil interpretar mi toreo"

Salió Malicioso y las cosas cambiaron. Igual que en el encierro. Por la mañana fue el último en entrar en los corrales y por la tarde esperó a que salieran sus hermanos para hacer acto de presencia. Enfrente, un Morante de la Puebla que cumplía su segunda tarde y veía que se iba de la feria sin tocar más pelo que su propio postizo. Al final, fue una oreja. Una oreja del toro colorao. "Con el tipo de toro que sale aquí es muy difícil interpretar el toreo tal y como lo siento", dice para justificar tanta tardanza. "A la última fue la vencida. Eso es lo que cuenta", apostilla. "El toro de Pamplona", continúa, "es muy grande y con los pitones muy abiertos. Eso casi siempre acarrea dos inconvenentes. Por un lado, es complicado enroscárselos a la cintura y, por otro, tienen menos movilidad". Dicho lo cual, los dos defectos apenas señalados, para su primero: "Se quedaba debajo y era prácticamente imposible hacer nada".

En lo que respecta al segundo, tampoco el entusiasmo es de los que arrebatan. "Por lo menos se ha movido algo. Al principio ha ido bien por la derecha, pero poco a poco se ha venido abajo".

El sevillano cumplía su cita número 24 en lo que va de temporada. Tras salir por la Puerta del Príncipe en la pasada Feria de Abril, su paso por Madrid se quedó en tablas. ¿Temía que pasara lo mismo en Pamplona? "Tampoco lo he pensado. Qué duda cabe de que tenía ganas de no pasar inadvertido. De ahí que recibiera a mi primero con una larga cambiada...".

Salía el último toro y empezaba a llover. Los tendidos se iban despoblando y las peñas, a grito pelado. "Da lo mismo. Si das el primer muletazo y la gente responde, da igual. No pierdes la fe", dice. Y prendida de la fe se fue la oreja.

La corrida de hoy, 9ª de feria: toros de Guadalest para Espartaco, Rivera Ordóñez y José Tomás.