Una pregunta

Soy un asiduo lector de EL PAÍS. El pasado día 20 del mes en curso, en la sección Cartas de los Lectores del diario italiano Corriere della Sera, un lector les preguntaba a los señores Cossuta y Bossi (políticos italianos acérrimos críticos de los bombardeos sobre Yugoslavia), como a los pacifistas que arrojaron piedras a los aviones que desde la base de Aviano despegaban hacia sus objetivos en tierra yugoslava, por qué no protestaban del mismo modo frente a las deportaciones de masas, fosas comunes, cámaras de tortura, hornos crematorios, etcétera, de los "bondadosos serbios". La misma pregunta se la dirijo a don Julio Anguita, político español que me merecía el mayor respeto hasta el día que tildó de criminal de guerra a don Javier Solana. A todos, sin excepción, bien les cabe eso de "no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver".

No sé si sería abusar de vuestra gentileza pero también me gustaría decir algo en relación a la carta enviada a EL PAÍS por la lectora de Barcelona Mar Ferrando Pérez y publicada el pasado 19 de junio de 1999, titulada Paternalismo, sobre ciertos turistas que se dirigen a Latinoamérica en actitud arrogante y superior.

Simplemente decirle a dicha lectora: consuélese, no ha faltado aquí, en el Primer Mundo, quien me ha preguntado que por qué no iba a visitar a mis padres a Buenos Aires en automóvil.-