250 originales de Emilio Freixas, en una muestra sobre el dibujante

La exposición conmemorativa del centenario del nacimiento del dibujante e ilustrador Emilio Freixas (1899-1976) se presentó ayer, tras su paso por Barcelona, en las salas de la Obra Social Caja Madrid, de Madrid (Eloy Gonzalo, 10). El montaje reúne 250 originales, con cuadros, libros, cuentos clásicos, ilustraciones para revistas e historietas. Para el comisario de la muestra, Antonio de Mateo Remacha, se trata de "recuperar al gran ilustrador de historietas y rendir homenaje a los dibujantes de su generación". Por primera vez se muestran todas las facetas de Emilio Freixas, con sus trabajos en la ilustración de revistas, cuentos, publicidad, cartelismo, figurines, libros, portadas de libros, cuadros a la aguada y tebeos (en Chicos). También figura su labor docente y editorial, con libros de enseñanza sobre el dibujo, que continúa su hijo Carlos Freixas, dibujante. El material procede en su mayoría de la familia del autor, rescatado en circunstancias difíciles, según sus hijos Carlos y Emilio, que estuvieron presentes ayer en la apertura.

"Freixas fue un maestro en la historieta, pero fue una faceta más que ha dejado oculto su trabajo como gran ilustrador", declara el comisario. "Como ilustrador tuvo imitadores y calcadores, pero su estilo fue muy personal, con un grafismo directo y rápido, incluso fue mejor cuando dibujaba a más velocidad. Tuvo su público infantil y femenino, pero no tuvo seguidores, aunque sí animó a que otros despertaran al mundo de la ilustración".

Además de recordar a Freixas y a otros 60 autores de diversas escuelas que fueron sus contemporáneos, la muestra quiere ser un homenaje a "los medios de comunicación pobres, a las publicaciones de usar y tirar, que eran más importantes por los dibujos que por el contenido", según el comisario.

En su opinión, Freixas tiene una gran continuidad de estilo, desde sus comienzos a los 16 años, con una formación en un taller para telones de teatro, hasta que pasados siete u ocho años se afirma en un estilo propio que continúa hasta su muerte.