Japón invade el CCCB

La fiesta sobre cultura japonesa organizada por la revista experimental Evolutive atrajo ayer a cerca de 7.000 personas al Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB). Durante todo el día, de doce de la mañana a doce de la noche, personas interesadas de todas las edades asistieron a la proyección de documentales, degustaron papas japonesas, escucharon música y aprendieron artes tradicionales del país nipón. El director de la revista Evolutive y organizador de la jornada festiva, Toni Sellés, destacaba ayer el éxito de público: "Ha pasado mucha gente y han respondido con entusiasmo a nuestras propuestas. El objetivo era mandar un mensaje y hacer pensar a la gente". El primer ciclo de cine asiático de Barcelona también se presentó ayer en el marco de la fiesta de Evolutive. La película Postman blues, del director japonés Sabu, inauguró el festival y llenó la sala en las dos sesiones que se ofrecieron. Toño, estudiante de publicidad, fue uno de los espectadores del estreno: "Fiestas como la de hoy nos sirven para dirigir la mirada más allá de las fronteras europeas y aprender con las experiencias artísticas de otras culturas", afirmó. En el cine Ambigú, de la sala Apolo, se proyectarán el resto de películas del ciclo todos los martes del mes de junio. "No es fácil mezclar a la comunidad japonesa y a la catalana, y aquí se ha conseguido en una gran fiesta de la diversidad", afirmó Sellés. Yuki y Kaoru Ishino pasaron por el CCCB con su hija de seis años. Llevan un año viviendo en Barcelona por motivos de trabajo y ambos destacaron la imagen plural de Japón que ofrecía la exposición. "Hay que superar los tópicos; Japón no es sólo Fujiyama, como España no son sólo los toreros", dijo Kaoru. Además de música y cine, hubo demostraciones de juegos y artes tradicionales, algunas tan sencillas como la que promovía Misa, una estudiante japonesa de intercambio en Barcelona que enseñó a hacer pajaritas de papel.