La Pedrera exhibe las pinturas que recogen la herencia judía de Chagall

Chagall fue un pintor con vocación temprana. Su voluntad de dedicarse a la pintura supuso una violenta transgresión en el entorno familiar. Sin embargo, a pesar de esta ruptura, Chagall supo armonizar sin ningún tipo de problema su relación con las primeras vanguardias artísticas europeas, con las que tuvo un primer contacto en su primer viaje a París en 1910, con una tradición, la del pueblo judío, de raíces sumamente profundas. Hasta el 4 de julio, el Centre Cultural Caixa Catalunya presenta la exposición Marc Chagall. Tradiciones judías, un pequeño recorrido antológico de lo que fue la clara presencia de la cultura hebrea en la obra del pintor ruso-francés (Vitebsk, Rusia, 1887- Saint Paul-de-Vence, Francia, 1985). Junto a obras de diversas épocas, la exposición exhibe los decorados arquitectónicos y escénicos que realizó Chagall para el pequeño Teatro de Arte Judío de Moscú. "Hay que tener en cuenta que Chagall recoge la tradición judía hasídica, que acentúa la espiritualidad en todos los aspectos de la vida cotidiana", explica Sylvie Forestier, asesora científica de la exposición. La alegría es una manifestación de estos estados espirituales, y con ella las celebraciones y los festejos. Por eso, la figura del violinista, que participaba en todas las celebraciones importantes, como bodas, nacimientos y entierros del judaísmo del Este, aparece de manera reiterada en sus obras. PASA A LA PÁGINA 12