La guerrilla, más fuerte

El presidente colombiano, Andrés Pastrana, aseguró en la cumbre de Santo Domingo que no se reanudarán las conversaciones mientras la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) retenga a los 32 pasajeros del avión secuestrado el lunes pasado. Pero la realidad parece empujarle hacia el diálogo, percibido por la mayoría de sus compatriotas como entablado desde una posición de debilidad del Estado. Interrumpidas desde el 25 de enero, el Gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) reanudarán las negociaciones este martes. Las perspectivas de éxito son bajas, porque el entusiasmo despertado por los primeros movimientos de Pastrana tras su investidura había sido demasado. Las FARC suspendieron las reuniones de paz hasta que el Gobierno mostrara "resultados efectivos" en la lucha contra los paramilitares.

Fuentes diplomáticas colombianas admitieron en la cumbre de Santo Domingo lo ya sabido: las guerrillas están demasiado bien armadas, la extorsión les proporciona suficientes fondos, la orografía les facilita santuarios inexpugnables, no dependen del exterior, y les sobra tiempo. Mucho deben ceder el Gobierno y las élites económicas nacionales para que el veterano Manuel Marulanda, Tirofijo, jefe de las FARC, la guerrilla más poderosa, abandone las selvas en las que ha vivido la mayor parte de su vida.