Vida de perros, final feliz

"Esperamos que empiecen rápidamente las adopciones, porque si no es así tendremos problemas serios". Lo decía el jueves pasado uno de los voluntarios de la Associació de Defensa dels Animals d"Osona después de contar los 204 perros que ocupaban un improvisado refugio y pensar en los más de 30 que llegarían por la tarde. Todos ellos provenían del canódromo Pabellón de Barcelona, que cerró sus puertas el pasado mes de febrero y no previó el futuro de los animales que le han dado vida durante tantos años. A falta de previsión, los propietarios de los más de 250 galgos decidieron que su futuro debía pasar por la inyección letal. Hasta este mismo jueves se encontraban en un refugio de Santa Coloma de Gramenet esperando su trágico final. Los perros tienen entre cinco y seis años. No son viejos, pero ya no sirven para las carreras. Y lo más importante, ya no tienen el valor económico de cuando eran campeones. La inmensa mayoría de los galgos que esperan ser adoptados son hembras, lo que tiene una explicación fácil: "Los machos no sirven para las carreras, resbalan en las curvas", explicaba una cuidadora. La aventura para salvarlos empezó con la llamada de la presidenta de la Federación Catalana de Protectoras de Animales, Cristina Auferil, a Beatriu Cayuela, presidenta de la entidad en la comarca de Osona. "Si no hacemos algo, los matarán a todos", le dijo. Cayuela ya se había encontrado con casos similares, pero nunca de esta magnitud. PASA A LA PÁGINA 5