La policía desmantela en Barcelona un laboratorio para obtener cocaína

Un entresuelo de la calle de Japó de Barcelona, en pleno distrito de Nou Barris, albergaba un laboratorio clandestino en el que cinco ciudadanos colombianos, mediante varios procesos químicos encadenados, extraían cocaína de prendas de ropa impregnadas previamente en Colombia de la sustancia base de esta droga. Los agentes del Grupo de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía han desmantelado el laboratorio y arrestado a los cinco supuestos narcotraficantes.

Las pesquisas de los policías, dirigidas por el inspector jefe Julio Fernández, se iniciaron en septiembre cuando a los agentes de Estupas (Estupefacientes) les llegó la información de que un grupo de traficantes de cocaína estaba introduciéndose en Barcelona y alrededores. Se identificó a Julio César V. L. , de 34 años , y se le sometió a seguimiento. Pese a las medidas de protección y seguridad que tomaba la banda, Julio César V. L., sin saberlo, acabó llevando a los policías al resto del grupo cuando éste estableció contacto con él. La localización del entresuelo de la calle de Japó fue la consecuencia lógica del desarrollo de la operación. El pasado martes los agentes que controlaban el piso observaron un inusual movimiento en el inmueble. Ante la certeza de que en el piso se hallaban cuatro de los cinco detenidos y por el peligro que comportaba la manipulación de productos químicos -muy volátiles y explosivos- para los vecinos del inmueble, con el preceptivo mandato judicial, policías de los Grupos de Operaciones Especiales reventaron de madrugada la puerta del piso y detuvieron, además del jefe del grupo, a Juan Carlos A. A., de 30 años; Carlos Arlex V. G. , de 35, y Jorge Eliecer N. L., de 41, todos ellos de nacionalidad colombiana. Después arrestaron a Martha Cecilia R. G., esposa del jefe de la banda, en el domicilio de ambos. La policía se incautó de cuatro kilos de clorhidrato de cocaína, cuyo precio en el mercado negro es de 18 millones de pesetas. Julio Fernández explicó que el grupo estaba implantándose y que la importancia de la operación policial radica no tanto en la cantidad de droga aprehendida como en el hecho de que se ha cortado un sistema que, con el tiempo, se hubiera convertido en una vía de introducción de cocaína. Según el inspector jefe, la organización abastecía a un segundo escalón de traficantes de mediano tamaño. Los laboratorios de extracción de cocaína impregnada en ropa no son habituales. Lo más normal en el tráfico de esta sustancia son las importaciones directas del producto escondido en cargamentos de mercancías. El procedimiento del laboratorio, según Julio Fernández, aunque complejo, ofrece a los narcotraficantes la ventaja de que permite camuflar perfectamente la droga, el gran escollo que tienen que salvar los narcos para introducir su mercancía. La policía cree que la banda recogía la ropa impregnada de cocaína en Madrid, adonde llegaba procedente de Colombia y después de dar vueltas por Europa, como una importación de productos textiles. La ropa también llegaba a la banda dentro de paquetes postales.