Clinton sale absuelto y triunfante del juicio por el "caso Lewinsky"

Bill Clinton resultó ayer absuelto de las dos acusaciones presentadas en su contra en el juicio en el Senado, la de perjurio y la de obstrucción a la justicia en el llamado caso Lewinsky. Los republicanos ni siquiera consiguieron la mayoría simple en ninguna de las dos votaciones, lo que confirma no sólo que el presidente no será destituido como consecuencia de este escándalo, sino que sale de él como vencedor político. Clinton, los republicanos y todo el país tendrán que esforzarse ahora por dejar atrás un episodio sobre el que ha gravitado la vida nacional a lo largo de 13 meses y que ha amenazado la credibilidad de las instituciones.

El presidente Clinton, tratando de ser prudente en el manejo de este éxito -de proporciones mayores respecto a lo que se esperaba-, declaró poco después de la votación en el Senado que "ha llegado la hora de la reconciliación y la renovación" en Estados Unidos. Clinton pidió de nuevo perdón por su comportamiento durante el caso Lewinsky y dijo "lamentar profundamente" las consecuencias que ese comportamiento ha tenido para la marcha de la nación. El presidente fue declarado "no culpable" del delito de "perjurio" por 55 votos contra 45. Para ello fue necesario que 10 senadores republicanos se pasaran a última hora al bando demócrata. Este resultado supuso un sólido respaldo al presidente. En la votación sobre el delito de "obstrucción a la justicia", la Cámara alta se dividió por la mitad: 50 senadores se pronunciaron por la culpabilidad y otros 50 (5 republicanos entre ellos) optaron por la no culpabilidad. Tampoco fue admitida una solicitud de los demócratas de votar una sanción moral al presidente. El principal protagonista de este escándalo, el fiscal Kenneth Starr, ha perdido su batalla contra Clinton. Sin embargo, no se descarta la posibilidad de que Starr intente actuar por la vía judicial ordinaria contra el presidente, su verdadera obsesión desde hace años.