El presidente catalán no reformará su Gobierno

El presidente de la Generalitat descartó ayer explícitamente que piense acometer reforma alguna de su Gobierno en el tiempo que resta de legislatura. Sí anunció, en cambio, que si vuelve a ganar las elecciones, varios de los actuales miembros del Ejecutivo catalán causarán baja.

Pujol oficializó de este modo su rechazo a la demanda del aparato de su partido de que aproveche el tiempo que le queda de legislatura para hacer una profunda renovación de su Gobierno. El objetivo de la reforma gubernamental, según los defensores de esta opción, sería proyectar hacia el electorado una imagen dinámica y emprendedora del Gabinete nacionalista. Una imagen capaz de contrarrestar las constantes alusiones de la oposición -y especialmente de los socialistas, que estrenan candidato autonómico de relumbrón, el exalcalde barcelonés Pasqual Maragall- al supuesto agotamiento del proyecto nacionalista y a la parálisis de su Gobierno.

Pujol evitó referirse ayer a sus contrincantes electorales. De forma tangencial, concedió a Maragall la categoría de "adversario muy importante", pero insistió en su opinión de que CiU ganará o perderá los comicios catalanes de otoño de 1999 gracias a sus propios aciertos o a sus propios errores, independientemente de lo que hagan los demás aspirantes a la presidencia de la Generalitat. "Y es cierto que últimamente hemos hecho algunas cosas que no nos sirven precisamente de ayuda", apostilló Pujol en tono recriminatorio hacia las filas de la coalición que él lidera.

No quiso ser más explícito, pero a nadie se le escapó que el líder nacionalista se refería a los frecuentes conflictos que jalonan la vida interna de la alianza entre su partido, Convergència, y el del democristiano Josep Antoni Duran, Unió, que han sembrado de dudas el futuro de la coalición.