El Lleida arrancó un punto en Las Gaunas

El Logroñés resbala cada jornada a los puestos de descenso, y por lo tanto se pudo suponer que el Lleida llegaba en busca del todo. Sin embargo, la intensa lluvia caída a lo largo de la tarde cambió las coordenadas del partido. La pinta era norteña: agua, barro y salpicaduras. El reino del balón quedó dividido, sin apenas poder articular jugada alguna, y los rivales pelearon por subir la pelota al área rival, aunque con escasa suerte.Pegó primero el Logroñés pero no tardó en responder el Lleida. El azar, y tal como estaba el césped, un elemento imprescindible para marcar, ayudó al balón a llegar a la red tras pegar en un defensa y descolocar a Valero. Así se ponía el empate en el marcador. Exaltados los ánimos de los contrincantes, a partir de ahí, las carreras se sucedieron, el barro cegaba y todos cruzaron los dedos para que apareciera esa jugada que se sueña en partidos de lluvia. Pero no llegó.