¡Un ejemplo!

Una vez más se pone de manifiesto o, si se prefiere, se nos muestra la calidad cultural del aparato gubernamental que nos rige. El último ejemplo ha sido con motivo de la inauguración de 12 nuevas salas del Museo del Prado dedicadas al arte flamenco; no tiene nada que ver con este hecho, sino con la parafernalia que le acompañó. Tiene que ver con la necesidad casi patológica de hacer fotos de cada evento sin tener en consideración nada o a nadie más que a aquellos que lucen traje a medida y, por extensión, poder. En el caso que aquí cito, al presidente no se le ocurrió otra idea mejor que posar para las cámaras delante de uno de los cuadros más grandes junto a su colega, la ministra de Cultura, mostrando su mejor sonrisa, pero no su sentido común. ¿Acaso no saben, como el resto de los mortales que en los museos no se hacen fotos porque los flases son altamente perjudiciales para la conservación del llamado patrimonio nacional? Con razón luego se quejan de que está deteriorado. Y es que si ni siquiera los que se supone que deben velar por él son capaces de cuidarlo, ¿cómo esperan que lo hagamos nosotros, que aprendemos siguiendo unos patrones establecidos?- Natalia de Luis García.