El dueño de un quiosco del parque del Alamillo, seis días en huelga de hambre

En huelga de hambre para que le dejen cocinar. Seis noches lleva a la intemperie Manuel Paraíso, de 38 años, para protestar contra la dirección del parque del Alamillo, que le obliga a desmontar la cocina de uno de los tres quioscos abiertos en dicho parque. Paraíso obtuvo una concesión para heladería, aunque él asegura que aceptó suprimir por razones burocráticas el anagrama que añadía la condición de cafetería del local. Se da la circunstancia de que Paraíso fue socio de José Luis Alba, propietario de El Mirador de Itálica, que le acusa de competencia desleal por mantener la cocina. "El día que decidí separarme me dijo: "Tengo que arruinarte"", dice Paraíso, padre de dos hijos y en cuyo negocio trabajan nueve trabajadores. Adolfo Fernández Palomares, director del parque, intentó infructuosamente poner de acuerdo a los tres empresarios. "A Paraíso sólo le quedan dos opciones: desmontar la cocina o marcharse del parque. Queremos buscar una solución favorable, pero que sea compatible con la normativa". El director del parque le ofreció un acuerdo tácito a Paraíso consistente en aumentar el canon y disminuir el tamaño de la cocina. "Los dueños de los otros quioscos no lo aceptaban". Paraíso defiende que la obra de su cocina tuvo el visto bueno de la Gerencia de Urbanismo y del Colegio de Arquitectos. "Si no actuamos con rigor, el dueño de El Mirador de Itálica se pondría en huelga de hambre para que le bajáramos el canon y el de Mini-Golf para que le dejáramos abrir un hotel", dice el director. La renuncia a la cocina supondría para Paraíso tener que prescindir de los espectáculos.