Osama Bin Laden, 38.000 millones para matar
El principal sospechoso de los atentados prometió en 1996 hacer la guerra a Estados Unidos
Osama Bin Laden, de 38 años, saudí, islamista radical, enemigo declarado del régimen de su país y del Gobierno de EEUU, es la persona a quien los servicios secretos estadounidenses atribuyen los atentados de Nairobi y Dar es Salam que han costado 174 muertos. Vive oculto en Afganistán, junto a sus hombres, un grupo que se hace llamar Muyahidín Jalq (Combatientes del Pueblo). Hace dos años, en las montañas de la provincia de Nangahar, advertía de nuevos atentados, adjudicándose la paternidad de la bomba que mató a 19 soldados estadounidenses en Arabia Saudí. "La guerra con EEUU ha comenzado. No es una declaración de guerra, es una descripción de la situación. Ellos están en contra de todos los musulmanes", dijo a Robert Fisk, del diario británico The Independent.El Departamento de Estado le considera "uno de los más significados financieros de las actividades extremistas islámicas en el mundo". Se le atribuyen vínculos con el GIA argelino, la Gamaa Islamiya de Egipto y la Yihad Islámica. Prácticamente desconocido en Occidente, es un personaje clave entre los radicales islámicos. Maneja una fortuna de más de 38.000 millones de pesetas, una cantidad puesta ahora al servicio de sus objetivos políticos y una parte ínfima del patrimonio de su familia, estimado en 635.000 millones de pesetas. Su padre, saudí de origen yemení, se convirtió en el rey de la construcción de aquel país.
A Bin Laden le cambió la guerra del golfo Pérsico y la implicación de su país. Se marchó a Sudán, donde vivió cinco años y medio. Su objetivo entonces era derribar a la monarquía de Arabia Saudí y establecer un régimen islámico verdadero, fiel a las enseñanzas del Corán y merecedor de ser el guardián de La Meca. Sorprende en este punto que el grupúsculo que ha reclamado la autoría de los dos atentados de África se autodenomine Ejército de Liberación de los Santuarios Islámicos. Quienes recuerdan a Osama Bin Laden de joven dicen que era el más religioso de todos sus hermanos. Pero su gran transformación se produjo en 1979, tras la invasión soviética de Afganistán. Él respondió a la petición de ayuda de sus hermanos afganos y organizó el reclutamiento de miles de voluntarios en todo el mundo árabe, pagó un campo de entrenamiento en Sudán y financió la construcción de pasos y túneles clandestinos (con maquinarias de la empresa familiar) en la frontera de Pakistán para que los muyahidín pudieran entrar en Afganistán sin riesgos y ejecutar operaciones de castigo contra el invasor. En 1986 abandonó ese trabajo, cogió un Kaláshnikov y se puso a luchar, dirigiendo la ofensiva de Sabah, donde derrotaron a los soviéticos.
Al regreso a Arabia Saudí descubrió que era una celebridad. El Gobierno de Riad empezó a aislarle y su estrella comenzó a apagarse lentamente. Todo cambió en la guerra del golfo Pérsico. No perdonó el papel de su país, permitiendo a las tropas de EEUU y otros países establecer bases de ataque a Irak. Rompió con el rey Fahd, con su familia y con el mundo, marchándose a Sudán. Allí, protegido por el régimen islamista de Jartum, vivió cinco años y medio. Desde 1996, por razones de seguridad, cambió de país. Desde entonces está oculto en Afganistán, donde fue acogido como un héroe. "No sólo nos dio su dinero, se dio a sí mismo", aseguró Hamza Mohamed, un voluntario palestino en Afganistán, a la revista Time.
Su grupo, Muyahidín Jalq, está compuesto esencialmente de ex combatientes de la guerra de Afganistán: palestinos, saudíes, argelinos, afganos... Se les considera bien armados y entrenados. Todos tienen experiencia de combate. Con esos hombres y con el dinero del que dispone, Bin Laden se ha convertido en una grave amenaza para algunos países. "Yo no declaro la guerra a Occidente, a sus gentes, sino al régimen norteamericano", dijo al diario The Independent en mayo de 1996.
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