Repatriación sin sobresaltos de los aficionados madridistas

Los cerca de 15.000 aficionados madridistas que presenciaron la final de Amsterdam volvieron a Madrid sin otra novedad que la que propició un traslado masivo aerotransportado. Carreras, hacinamiento, servicios deficientes y largas esperas fueron la tónica del viaje de vuelta tras el Real Madrid-Juventus (1-0).La repatriación se pareció más a una operación militar que al viaje de regreso tras una fiesta. Nada más terminar el partido en el estadio Amsterdam Arena, los madridistas fueron rigurosamente conducidos hasta los autobuses que esperaban a la puerta del campo. Y de los autobuses a la plataforma del aeropuerto de Amsterdam, Shiphol. Una vez allí, las cabinas de los vehículos hacían las veces de sala de preembarco. El avión se ubicaba en la pista, y los aficionados bajaban del autobús y subían al avión.

Los casi 50 vuelos previstos tras el partido fueron llegando a Barajas, Madrid, entre las 3.00 y las 8.30 de la mañana de ayer. No hubo incidentes. Pero los protagonistas del periplo acarreaban una queja casi unánime: el maltrato dispensado en el aeropuerto de Amsterdam, donde nadie les informaba de la salida de los vuelos ni atendía a sus reclamaciones. Muchos fueron conducidos a hangares a esperar el momento del embarque y se les conducía directa e indiscriminadamente a los aviones.

Ante las denuncias, Viajes Marsans, la agencia de viajes que desplazó a Amsterdam al mayor número de seguidores del Madrid -8.000 pasajeros-, se apresuró a esquivar cualquier relación con el trato a los aficionados en el aeropuerto de Amsterdam: "La responsabilidad es de las autoridades del aeropuerto". Por otra parte, los dos atropellados por un autobús en Amsterdam tras el partido están fuera de peligro y permanecen hospitalizados en la capital holandesa.