Los precedentes del petróleo

España no está aún acostumbrada a los desastres por accidentes industriales, signo de los tiempos. Sus dramáticos precedentes fueron los que afectaron con furia a los mares y bosques. Uno de los sucesos más graves de contaminación marina fue el causado por el incendio del superpetrolero Urquiola, tras encallar por causas desconocidas en la entrada de la bahía de A Coruña y partirse en dos, el 12 de mayo de 1976. La marea negra de más de 100.000 toneladas de crudo arrasó la fauna de las rías. Dos años después, el naufragio del petrolero Andros Patria, también en aguas de A Coruña, provocó el vertido al mar de 50.000 toneladas de crudo. Y de nuevo el puerto de A coruña es sacudido por un accidente de graves consecuencias ecológicas: el causado por el naufragio del petrolero griego Mar Egeo, en 1992, con 80.000 toneladas crudo. El vertido se extendió sobre 200 kilómetros de costa donde imposibilitó el marisqueo durante meses. Los bancos pesqueros y marisqueros tardarán más de una década en recuperarse. Uno de los escasos desastres ecológicos sin petróleo ocurrió en 1990 en el parque nacional de La Caldera de Taburiente (La Palma). Un incendio arrasó 2.000 hectáres de pino canario, la mitad de su superficie.