Un católico norirlandés, nuevo alcalde de Belfast

La comunidad nacionalista de Irlanda del Norte festejó ayer un hecho insólito: el nombramiento del primer alcalde católico de Belfast desde que la reina Victoria le otorgara el título de ciudad en 1888. El elegido es Alban Maginness, de 46 años, católico y concejal durante los últimos 12 años del ayuntamiento que ahora preside. El nuevo alcalde pertenece al Partido Socialdemócrata y Laborista -el principal partido nacionalista del Ulster- y se alzó con el cargo gracias a los votos del Sinn Fein, el partido que representa al IRA, y del partido neutral Alianza.Nada más tomar posesión de su cargo, en una solemne ceremonia el lunes por la noche, el nuevo alcalde se incorporó a la mesa negociadora sobre el futuro de la provincia que ayer reanudó sus sesiones en la capital norirlandesa en un clima de abierto pesimismo. Mo Mowlam, la nueva ministra para, Irlanda del Norte, urgió a los representantes de los nueve partidos que toman parte en las conversaciones a avanzar hacia un diálogo con contenido político en el plazo de semanas. El temor del Gobierno de Londres es que, si no se abordan los temas substanciales en un plazo razonable, el proceso puede perder credibilidad y sentido.

Poco antes de la medianoche de ayer el Gobierno británico declaró ilegales a dos grupos paramilitares que actúan en Irlanda del Norte. Se trata de la protestante Fuerza Voluntaria Lealista (LVF) y el católico Ejército de Continuidad Irlandés (ICA). La ministra Harlam aprobó la aplicación de una ley de mergencia que considera ilegal cualquier grupo que promueva o practique actos terroristas.

Durante la tarde, una delegación del Sinn Fein, encabezada por su presidente, Gerry Adams, se había presentó en el castillo de Stormont, donde se celebran las reuniones, para protestar por su exclusión pese a ser uno de los diez partidos de la provincia elegidos por votación popular para estar presentes en estas conversaciones. Desde que el IRA rompió el alto el fuego, en febrero del año pasado, los gobiernos de Londres y Dublín han excluido al partido republicano de la mesa.