Tsartas no pudo evitar la nueva tragedia griega del Sevilla
Al Extremadura le bastó poner su seriedad para empatar
La suerte está casi echada. Con paso de tortuga, dramática firmeza, el Sevilla continúa su camino hacia el cadalso. Anoche desaprovechó su enésima oportunidad con un rival directísimo. Y el miércoles juega en el Bernabéu. No es problema de jugadores, de entrenador, ni de tácticas. Sencillamente le ha llegado su hora. La de escribir su más reciente historia con renglones torcidos.A los jugadores de este equipo les pesan las botas. Les pesan los meses. Les pesa la responsabilidad. Les pesa, en fin, la dilatada historia de un equipo cuya gloria es un puro saldo en el mercadillo del infortunio.
El partido fue un clásico de los infiernos, con la tensión desesperante de los encuentros de promoción. El Sevilla se pudo adelantar en el minuto 23. Tsartas envió la pelota con la izquierda a la base derecha del poste. Diagonal diabólica que no fructificó por centímetros. No, no iba a ser la noche de Tsartas. Y eso que es, con diferencia, el mejor del Sevilla, pero por segunda vez su disparo se estrelló en la madera, esta vez del larguero, tras un semicórner lanzado de lujo con la zurda. El griego es el único que imprime profundidad y serenidad a este ejército de tristes. El griego y 40.000 voces incansables, porque no hay tragedia sin un buen coro.
Fue el Extremadura el que se adueñó del partido y del sitio en los últimos minutos. Tras aguantar seriamente, incluso pudo ganar. El Sevilla ocupa ya el papel que todos los pronósticos y cábalas reservaban al rival. Extremadura está a punto de duplicar los equipos que tendrá Andalucía en Primera División. Si un milagro no lo remedia, el Betis quedará a este paso como único representante de la comunidad que preside Chaves, mal que le pese a Lopera en esta guerra jacobina de los Manolos.
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