'Tancredi' esmaltado por un vitral

, No es esta producción del Festival Rossini la única que ha hecho Pier Luigi Pizzi del Tancredi. La que se verá en Madrid está ambientada en un esplendoroso neogótico esmaltado por el pan de oro y la luz de verdaderos vitrales artesanos. Pizzi precisa: "Tancredi es una ópera que yo quiero mucho pues fue una de mis primeras experiencias rossinianas y mi primera incursión en el Festival de Pésaro precisamente con esta producción. Años después, y siempre en Pésaro, volví al Tancredi pero con otro enfoque, ambientado en el espacio de los torneos caballerescos. Esa vez lo hicimos en un palacio de deportes, en un escenario inmenso y con un tono más épico que funcionó perfectamente".

Después vino la versión del teatro barroco de Schwetzingen (legendaria morada de los príncipes de Baviera), con coros y orquesta de la Opera de Stuagart, montaje del que Pizzi recuerda: "Fue un descubrimiento para el espectador alemán y la hice adaptada a aquéllas proporciones del teatrito de época, y eso fue precisamente lo que interésó a La Scala de Milán, de modo que la transportamos a otras medidas mayores manteniendo el sabor barroco". Con respecto al final cambiado por Rossini (de feliz a tragedia) y a la versión llamada filológica que es la que se verá en Madrid, el diseñador y director lo analiza así: "Aquí haremos la versión de la creación veneciana. El otro final, tan particular y trágico, que se hizo originalmente en Ferrara, es muy moderno para su tiempo y en sí mismo una idea extraordinaria, pues acaba en vez de con un gran concertante, con un recitativo que se apaga progresivamente".

Otra sorpresa de las funciones madrileñas será la mezzo-contralto polaca Ewa Podles, que ya grabó Tancredi y, a pesar de venir como sustituta, es ya mito y hallazgo para los melómanos.