Dos puntos para una recta

Dos puntos definen una recta. Para definir su dirección, el PP nos dio hace poco un punto: la expulsión repentina, masiva, nocturna, indiscriminada, ilegal, de 103 africanos, drogados, no identificados, a sus países. Todo eso, con el fin -reconocido por el ministro del Interior- de escarmentar a posibles inmigrantes, y con el fin no reconocido de demostrar que somos capaces de todo para pertenecer a la Europa más exclusiva, racista, inhumana.Ahora el PP parece decidido a damos otro punto de referencia: romper su promesa escrita de llegar al 0,35% del PIB para los países más pobres, es decir, sólo a la mitad del 0,7% que pidió la ONU y que respaldan dos tercios de los españoles, según las encuestas. El Gobierno se excusa para ello en "reordenar" la ayuda oficial y en que no todas las ONG son igualmente buenas, algo obvio y archisabido. Si comete esa atroz mezquindad, el PP ya se habrá definido plenamente, y sabremos cómo tenemos que adjetivarle. Y lo mismo se diga de una ciudadanía que entonces le permitiera sacar de la boca de los hambrientos hasta esas casi invisibles migajas del festín del desarrollo; desarrollo conseguido a base de arrancarles primero mucho más "con los mecanismos del mercado", incluido el de armas ilegales-