"Madrid ha crecido con un desorden espectacular"

Con la barba recortada, igual que la de un capitán de barco, José Manuel Caballero Bonald guarda el empaque de los caballeros de antaño. A sus 70 años, el más romántico de los escritores de la generación de los cincuenta ha dejado a un lado a sus musas poéticas y anda batallando en los recuerdos de su memoria, que, según él, cada vez es más maniática. Vive a medio camino entre lo que él denomina su territorio, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde recorre con su barco de vela la desembocadura del río y toma manzanilla junto a sus paisanos, y Madrid, la ciudad a la que llegó hace más de 40 años y que le ha robado parte de la musicalidad de su acento gaditano.Pregunta. ¿Para cuándo la segunda parte de sus memorias?

Respuesta. Las estoy preparando lentamente. Digamos que ahora estoy seleccionando los recuerdos que, en esta ocasión, al ser más próximos, tienen menor atractivo literario. Pero no tengo prisa. Creo que las prisas en literatura son nefastas.

P. Entre libro y libro siempre deja largos paréntesis.

R. Suelo publicar cada cuatro o cinco años. No me gusta lo que hacen muchos jóvenes que publican un libro al año. Eso me parece un abuso de confianza y un atentado a la buena voluntad del lector.

P. Dicen que se deprime cuando acaba una obra.

R. Eso es muy frecuente entre los escritores. Es como la depresión posparto. Yo me siento agotado y tardo dos o tres años en restablecerme.

P. Tiempo de guerras perdidas termina cuando usted llega a Madrid.

R. Fue en el 52, y desde entonces ha cambiado mucho. Era un poblado manchego, hospitalario, con cierta gracia. Ahora ha crecido con un desorden espectacular, es más bien caótico. En esta ciudad se han cometido atentados arquitectónicos importantes, pero sigue teniendo muchos atractivos, que a mí me costó descubrir. Tiene un gran repertorio de incitaciones para elegir tu forma de vida.

P. ¿Dónde vive?

R. Frente al parque de la Dehesa de la Villa. Es todo un lujo vivir rodeado de un bosque, pero lo quieren destrozar con la construcción de una autopista. Los vecinos se oponen y yo he colaborado en esa oposición. Hay que defender esa reserva natural incrustada en la ciudad.

P. ¿Ejerce de andaluz?

R. Es algo que me horroriza. Suelo odiar esa Andalucía que airea mucho la cáscara y abandona la pulpa. El prototipo de andaluz está en las antípodas de mi manera de ser.

P. Un poco señorito sí que es.

R. No. Lo que ocurre es que me gusta llevar una vida confortable. Soy burgués en mi vida, pero de izquierdas en mi ideología. Son contradicciones....