Amores inconsistentes en Como

El casi ancestral amor de los británicos por Italia ha dado lugar a un buen número de interesantes novelas y también a algunas películas con un cierto atractivo. Basada en una interesante novela de H. E. Bates, convertida en un buen guión Trevor Bentham, Un mes en el lago pertenece a este tipo de obras, pero desgraciadamente no se encuentra entre las mejores.Integramente rodada en el lago de Como, en los bellos pueblecitos de Cernobio y Menaggio, su acción se sitúa durante una agradable primavera de finales de los treinta. Sobre el trasfondo de la última etapa del ventennio nero, las décadas fascistas, y el comienzo de la II Guerra Mundial, se desarrollan los tenues amores entre una pareja de maduros ingleses. Una solterona que no se resigna a vivir sin amor e intenta atrapar a un mayor del Ejército retirado, con el contrapunto de una joven norteamericana y un bello italiano.

El evidente problema de Un mes en el lago es que la leve historia que narra, las sutiles relaciones que se establecen entre los cuatro personajes principales, se le escurren entre los dedos al realizador John Irvin. Tras una bastante cuidada ambientación y la belleza de la fotografía de Pasqualino de Santis no hay nada, absolutamente nada. En ningún momento John Irvin logra dar una mínima consistencia a estos amores, que lleguen a tener una cierta fuerza, algún peso específico.

Incursión intimista

Especializado en películas de acción, desde Los perros de la guerra (1980) y La colina de la hamburguesa (1987) hasta Robin Hood, el magnífico (1990), John Irvin es un realizador de irregulares películas de acción. Sin embargo, de vez en cuando le gusta dirigir alguna producción intimista con una fuerte carga literaria. Tal como ocurre en Diario de la tortuga (1984), sobre un hábil guión del dramaturgo Harold Pinter, El pico de. las viudas (1993), sobre un sólido guión de Hugh Leonard, o Un mes en el lago, pero los resultados obtenidos siempre quedan bastante lejos de los planteamientos.A pesar de contar en esta ocasión con un sólido reparto, tampoco Irvin consigue que sus actores hagan un trabajo satisfactorio. Nada ayudados por un do blaje en exceso rutinario, Vanessa Redgrave roza la caricatura, Edward Fox está un tanto embarado y la inquietante Uma Thurman no es adecuada para su papel. Mientras Alida Valli aparece como una viejecita difícilmente - reconocible y Alessandro Gassman es poco más que un mucha cho atractivo.