Modelos internacionales

La atención sanitaria privada en el sida y otras enfermedades crónicas varía en Europa y Estados Unidos en función de sus respectivos sistemas sanitarios. En el Reino Unido es mayoritariamente público, donde no se excluyen enfermos. La compañía BUPA, la mayor organización médica privada británica con la mitad del mercado, atiende a sus pacientes seropositivos o con sida en sus 800 hospitales concertados, siempre que éstos hubieran contratado la póliza al menos cinco años antes de contraer la infección. Si lo hacen ya diagnosticados, podrán beneficiarse de otros servicios, pero no se tratará su sida, informa Isabel Ferrer.

En Italia, por el contrario, la sanidad privada tiene una fuerte implantación. En ella se excluye no sólo a enfermos de sida, sino también alcohólicos, enfermos crónicos y mentales. En la sanidad pública, el usuario debe pagar en algunos casos hasta el 50% de su factura, informa Peru Egurbide.

En EE UU, los enfermos de sida, igual que el resto de las personas con problemas de salud, acuden a diferentes lugares, según su bolsillo y según las posibilidades que les ofrece el mercado: desde el tratamiento de vanguardia más caro hasta la beneficencia pública. "Todo depende de la posición económica de la persona. Los enfermos de sida pueden ir a clínicas privadas, a hospitales públicos o a los ingresos de urgencia", señala Kevin McCurry, portavoz del Consejo de Acción sobre el sida. Los centros especializados que existen en San Francisco, Nueva York o Washington y cuyo presupuesto depende en parte de donaciones no discriminan por razones económicas. Administran tratamientos en la medida de sus posibilidades y orientan a los enfermos sobre las opciones que existen y cómo beneficiarse de ellas, informa José Manuel Calvo.