Alberti fue una sombra ausente en su 93º cumpleaños

El poeta Rafael Alberti, el último vestigio vivo de la generación del 27, invirtió anoche, en El Puerto de Santa María (Cádiz), ritual de su fiesta-homenaje de cumpleaños: tras recibir los presentes de sus amigos, Alberti, cuando ya había penetrado en el umbral de los 93 años, entregó a la ministra de Cultura, Carmen Alborch, varios grabados en planchas de plomo y serigrafías para la Biblioteca Nacional.

Durante el banquete de su aniversario al que asistieron 200 invitados, Alberti volvió a ser una sombra ausente. El poeta llegó a la velada, que era una reunión de las fuerzas vivas locales fría y desangelada de poesía, al filo de la medianoche hierático, lánguido y cansado pero todavía a punto para la liturgia de apagar las velas de su tarta de tres pisos."¡Mirad que guapo es! Habría que aplaudirle", solicitó Carmen Alborch rápida. Luego la ministra agradeció a Alberti su testimonio vital "brillante, lúcido y comprometido".

Inmediatamente, arreció la protocolaría entrega de regalos: un giraldillo de Sevilla, un drago, la figurita escultórica de un pescador. A toda la ceremonia Alberti asistió impávido y callado.

Sólo el brindis final del director de ABC, Luis María Ansón, despertó un sordo revuelo de protesta. "Cuando dentro de 200 años Felipe González no figure en los libros de historia, todos seguiran leyendo La árboleda perdida", proclamó, con una copa de champán en la mano. El saludo logró ofender todos los altos cargos socialistas presentes en el acto y a un escritor que comentó: "Es increíble. También la derecha se ha apoderado de Alberti".

A mediodía, el jurado del XI Premio Rafael Alberti de Poesía galardonó a Guadalupe Grande Aguirre por su poemario Memoria de Lilith, dotado con 750.000 pesetas. Este es el primer libro de Lupe Grande, hija de los poetas Francisca Aguirre y Félix Grande.