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90 minutos

Fermin Gutierrez

29 abr 1995 - 00:00CEST

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Tras la decepción. Pasaron 48 horas desde que España perdió su pase a la final ante Argentina, y nos toca enfrentarnos a Portugal por. El 3º y 4º puesto parece un encuentro de trámite, pero en un Mundial todos los partidos son importantes. El seleccionador, Andoni Goikoetxea, ha optado por reservar a Raúl y Echeverría debido a...

Primer tiempo. Empezamos bien organizados, teniendo el control del balón y del juego, con apoyos constantes, creando espacios y generando ocasiones de gol. Materializamos el 25% de las que tuvimos y acabamos ganando 2-0. Parece que Portugal está entregada, sólo ha habido un equipo sobre el césped del Khalifa Stadium.

Segundo tiempo. La situación continúa estable, España controla, domina, genera ocasiones, pero no aumenta su marcador. Portugal marca, saca fuerzas (¿dónde estaban antes?), empata y se adelanta en el marcador.

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90 minutos. Esta es la duración de los partidos de fútbol. Me pregunto desde mi tristeza: ¿exceso de confianza?, ¿menosprecio del contrario?, ¿falta de concentración?, ¿poca efectividad?, ¿mala suerte? Estos jugadores no merecían acabar así este Mundial. Han trabajado para mucho más.

Enhorabuena, a pesar de...

Gran final

Antes. Brasil y Argentina son dos selecciones que han ido progresando en su juego y que presentan sus mejores formaciones.

Brasil. Dos centrales en zona, dos laterales ofensivos (sobre todo, el derecho), un organizador lanzador, dos todoterreno, un medio punta por la izquierda y dos puntas. Correctos, intentando practicar buen fútbol y consiguiéndolo a veces, pero sin reflejo en el marcador. Buen futuro para algunos de sus jugadores, Caio, Ze Elías, Glaucio, Dedimar, Reinaldo...

Argentina. Un libre, tres defensas en zona, dos libres por delante de la defensa, tres centrocampistas ofensivos y un punta. Actitud y aptitud. Agresivos, pero correctos, deportivos. Futuras estrellas: Tena, Coyette, Ibadaza, Irigoitya, Biagini...

Después. Control del juego, del balón y del marcador para Argentina. No parecen juniors. Oficio y clase. Individual y colectivamente superiores. Y por si fuera poco, los campeones tienen suerte, Argentina tuvo la suerte del campeón.

El técnico argentino, Pekerman, escuela valdanista, ganó el campeonato en la pizarra, sus jugadores en el campo. Enhorabuena.

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