El ejecutivo critica las reacciones "indecorosas" de la oposición

El ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, emplazó ayer tras el Consejo de Ministros al todavía diputado socialista Ventura Pérez Mariño a que repruebe la utilización política que, a su juicio, están haciendo los dirigentes de la oposición de su petición pública de dimisión de Felipe González. Pérez Rubalcaba, que criticó la "posición indecorosa" de algunos políticos de la oposición, rompió ayer una norma del año y medio que viene ejerciendo como portavoz de Gobierno: no pronunciarse sobre asuntos del partido o del grupo socialista.El ministro dijo que el Gobierno respetaba la actitud de Ventura Pérez Mariño y la contrastó con la de algunos líderes políticos, "que están tratando de utilizar políticamente la posición" del magistrado en excedencia. Se refería, entre otros, a José María Aznar, que, ayer declaró en Onda Cero: "No ha habido que esperar mucho tiempo para comprobar que hay personas, incluso dentro del Grupo Socialista, que opinan lo mismo que yo" sobre la dimisión de González y el adelanto de las elecciones.

Pérez Rubalcaba dijo que estaba seguro de que "el propio Pérez Mariño reprobará esa actitud, que en los líderes del PP tiene un sentido, y es tratar de ocultar lo que ha sido un estrepitoso fracaso para esa formación en el debate sobre el estado de la nación". El ministro consideró "correcta y adecuada" la decisión del Grupo Socialista de pedir la dimisión del diputado.

Pérez Rubalcaba rompió ayer una segunda norma: evitar expresar sus propias opiniones en sus comparecencias como portavoz: "Personalmente me cuesta un cierto trabajo entender el momento y la forma en que se ha llevado a cabo esta decisión por parte del señor Pérez Mariño. No obstante, trató de relativizar lo sucedido.

El ministro, que conoce a Pérez Mariño desde hace muchos años, siguió la misma pauta de emitir opiniones personales que la víspera hiciera en los mismos pasillos del Congreso la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi. Ésta dijo que Pérez Mariño demostró "una catadura moral deplorable".