El hombre imposible
Con unas horas de retraso, acabo de presenciar la entrevista televisada de Gabilondo al presidente del Gobierno. Es un punto del que ya no cabe retorno (aunque, en política, parece que siempre lo hubiera). González, de "principal activo electoral del PSOE", se ha convertido irremediablemente en el primer dato de la caída libre de los socialistas. En sus manos, la materia política más consistente se convierte, como sucede en la física cuántica, en materia evanescente. González sustituye el proceder de la razón, el simple proceder democrático, por la ingeniería política. Con él ya no hay política, hay clínica. Mezcla de forma tan inextricable la política con su imaginación, y de forma tan inapelable, que no deja campo para una maniobra política normal. Con él la excepción es la regla. El Gobierno socialista, desde las últimas elecciones generales, se mantiene única y exclusivamente por mor de una oposición carente del mínimo de habilidad y capacidad exigibles. Esta es la desgracia de una situación política general bloqueada. ¿Y el partido socialista? Ni una voz pública que desentone -legítimamente- de la vía férreamente trazada por el líder. El partido -y ésta es su responsabilidad, no la del líder- avanza atado de pies y manos por un camino impredecible, pero de contornos tenebrosos. ¿Qué quedará de él cuando los inevitables hechos -próximos- le despierten? Sólo el gran trío independiente (Garzón, Pérez Mariño y Camps), fichado como "garantía electoral", se ha pronunciado. Victoria Camps, la última en el momento de escribir esta carta: "Al buen político se le reconoce en que sabe renunciar a tiempo. A tiempo de dejar a salvo los principios más elementales del Estado de derecho".González es el hombre imposible. ¿Qué es el partido socialista?-
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