Ciclomotores

Estoy viendo la película de René Claire que nunca filmó, cuando divertido leo en EL PAÍS del martes 6 de diciembre la carta de J. M. Prada Poole, doctor arquitecto urbanista, profesor del Departamento de Proyectos de la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid sobre el futuro transporte individual urbano a lomos del más o menos sofisticado ciclomotor. Veo miles y miles de éstos, pero ¿qué digo?, son dos millones de bicicletas motorizadas las que ocupan Madrid; todo el mundo en edad de conducir va sobre su ciclomotor.Son ciertos cuantos razonamientos, producto de. rigurosos cálculos en favor del práctico vehículo individual expone: sobre ahorro de espacio urbano disminución de longitud de colas ante los semáforos; aumento de hectáreas para circular; incremento del número de plazas para aparcamiento; menos horas de trabajo perdidas; menos coste de mantenimiento; no hay ciclomotores en segundas filas. Pero no en la disminución de la contaminación.

Salvo alguna olvidada excepción, el motor de 45 centímetros cúbicos de los actuales ciclomotores es del ciclo de dos tiempos que malqueman el aceite necesario para su lubricación, así que por sus tubos de escape expulsan una mezcla de hidrocarburos pesados y residuos carbonosos altamente contaminantes, además de perjudiciales para los ojos y vías respiratorias.

Decía al principio que estaba viendo, cuando en realidad apenas veo por culpa del humo, pasar, supongo, miles de ciclomotores en la obra maestra del genial cineasta francés.