Este mes cocinas tú

"No importa quién lo haga; lo esencial es hacerlo", dice Leila García, la profesora que enseña a los alumnos de octavo de EGB del colegio Gabriel Celaya, de Móstoles (199.000 habitantes), a coser, planchar y limpiar la casa.

El curso forma parte del programa sobre Reparto de tareas domésticas en la adolescencia, que el área municipal de la Mujer ha comenzado a aplicar en este centro, con desiguales resultados. Se trata de un programa nuevo en el ámbito de la Comunidad que el área de la Mujer ha ofrecido a los colegios públicos de la localidad para las horas de tutoría de sus alumnos de séptimo y octavo. El programa tiene una duración de dos meses en cada centro que lo solicita de forma voluntaria. Después se llevará a los institutos de enseñanzas medias a petición no sólo de sus responsables, sino también de la mayoría de los estudiantes de BUP. Las personas que imparten las prácticas son profesionales de fontanería y hostelería, y docentes que colaboran en las clases de costura o limpieza.

. "El intento de que los chicos superen sus inhibiciones y prejuicios no se ha conseguido al l00%".

Cuando Leila pronuncia estas pala bras, mira a Álvaro, uno de los alumnos de cocina, "que se ha puesto rojo de vergüenza cuando le han colocado el delantal". Este muchacho, que dice ayudar en casa, no tiene todavía asumido que lo de cocinar.sea también cosa de hombres.

A su lado, Iván bate los huevos que se necesitan para los escalopes a la milanesa sin ningún tipo de problema. Ataviado con un delantal con las palabras "Hoy me toca a mí", Iván tiene muy claro que si las cosas de casa se hacen. entre dos, se terminan más rápido" y contradice a Álvaro comentando que "Arguiñano es cocinero y no es mariquita"

Alrededor de una gran plancha, la veintena de alumnos del Gabriel Celaya escuchan atenta.. mente el proceso para cocinar unos macarrones. La mayoría están dispuestos a colaborar en la, preparación de los ingredientes, sólo la mitad participa en la elaboración de los platos y, sin embargo, nadie se anima a fregar los cacharros.

Según Leila García, "la limpieza es lo peor que llevan todos, chicos y chicas, al igual que la costura. Prefieren que ambas tareas se las den ya hechas".

La ausencia de sensibilidad entre los varones hacia el reparto de tareas en el hogar, "se debe sobre todo a su edad. Es difícil cambiar su, forma de pensar porque llevan muchos años viendo a sus madres ligadas al trabajo doméstico", explica García.

Sin embargo, y con tan sólo un curso de diferencia, los alunmos de séptimo. del mismo colegio asimilan mejor el reparto de papeles y la ruptura de estereotipos.

A la disparidad de criterios entre los varones del grupo. de cocina se contrapone la similitud de ideas femeninas en el curso. de fontanería. Las chicas se creen capaces de desarrollar trabajos, de. todo tipo: desde pelar patatas hasta arreglar los grifos. Es el caso de Sonia, que ha demostrado ante sus compañeros una gran destreza con el manejo de los alicates."Para afrontar trabajos simples de fontanería no hace falta ser un manitas ni tampoco un hombre, sólo basta con. poner algo de interés", explican los monitores.