El gran negocio de las tragedias

El documental La televisión hace negocio de las tragedias, que en España estrena por satélite Documanía, - y sobre el que se han interesado otras cadenas- recoge este asombroso mundo creado con la lucha despiadada por la audiencia. "No les den medallas, denles un Emmy", comentó uno de los miles de reporteros desplazados a Noruega para cubrir los Juegos Olímpicos de Invierno. Millones de ojos en todo el mundo escrutaban las artísticas evoluciones de las patinadoras Tonya Harding y Nancy Kerrigan por razones extradeportivas: la primera había sido acusada meses antes de instigar un atentado contra la segunda para eliminarla como rival. Lo que no sabían era que la tragedia las estaba haciendo multimillonarias: exclusivas para telefilmes, publicidad....Y es que las ofertas son muchas. Tan sólo nueve horas después del atentado del World Trade Center, en 1993, un profesor que había sido atrapado en el ascensor con sus alumnos firmaba una exclusiva con una productora. Se vende casi todo y se llega a episodios grotescos como el del vídeo-rock en el que Joey Buttafuoco y su mujer, Mary Jo, amante y víctima respectivamente de la Lolita de Long Island (Amy Fisher, que disparó a Mary Jo a la cabeza), cantan y bailan una letra sobre el intento de asesinato. John Bobbitt hace el indio por su cuenta en un porno. Y los hermanos Menéndez, parricidas confesos, se pagan su defensa con exclusivas y telefilmes.