Una red de oleoductos obsoletos

El desastre por el vertido de crudo ha vuelto a destapar la negra herencia dejada por la URSS en cuestiones energéticas. A las peligrosas condiciones en que se encuentran las centrales, nucleares, el vertido de material radiactivo al Ártico y la contaminación de amplias áreas por actividades, industriales y nucleares, se une ahora el desastre del, oleoducto de Komi, que ha dejado traslucir el pésimo mantenimiento de la red de miles de kilómetros de oleoductos en Rusia.

La sociedad estatal Transneft, que tiene el monopolio de la gestión de los oleóducto ofrecerá a inversores extranjeros acciones de la empresa el próximo año, precisamente con el objetivo de obtener financiación para reparar su obsoleta red. Arreglar cada kilómetro de oleoducto le cuesta unos 130 millones de pesetas y últimamente renueva una media de 300 kilómetros por año, aunquelas necesidades son mucho mayores.

La región de Komi es un amplio territorio pantanoso rico en petróleo y gas, pero muy poco poblado (millón y medio de habitantes). Su acceso es extremadamente difícil; sólo por helicóptero o avión.

"Sean 100.000 o sean dos millones de barriles, es una gran cantidad de petróleo", ha dicho William H. White, Secretario de Energía de EE UU.

Para Greenpeace, que emitió ayer sus primeras reacciones desde Londres, el escape de Komi es "probablemente la tercera mayor catástrofe petrolífera de la historia de la Humanidad". La organización ecologista coloca a la cabeza de la lista la marea negra de 1991 en el Golfo Pérsico tras la invasión de Kuwait (cinco millones de barriles vertidos) y la provocada en 1979 por la explosión de una plataforma petrolífera en Venezuela (tres millones de barriles, cada barril contiene unos, 160 litros).