La destitución del director musical reaviva la crisis permanente de la Ópera de la Bastilla

Hugues Gall ha empezado a actuar. En él verano de 1995 tomará sión de la dirección del entera de París, del que depende la Bastilla, pero, antes de llegar al cargo ya está haciendo limpieza en, el mastodóntico teatro lírico, en permanente crisis desde antes de su inauguración, en 1990. El viernes, sus diferencias respecto a las competencias musicales y retribución económica del director musical de la Bastilla, el surcoreano Myung Whun Chung, se saldó con la destitución de éste. Y esto es sólo el principio del plan que se ha trazado Gall para sanear económica y musicalmente la ópera de París -Bastilla, Palais Garnier y ópera Comique. Hugues Gall nunca ha ocultado su profunda aversión por la Bastilla. "Es una respuesta equivocada a una pregunta que jamás ha sido formulada", ha llegado a decir del teatro.A través de Jean-Paul Cluzel, director en funciones de la ópera de París, Hugues Gall ha forzado el cese de Myung Chung intentando recortarle poderes, acortarle en tres años su contrato, que expiraba en el año 2000, y rebajar su astronómico sueldo, un mínimo de 3,5 millones de francos al año (unos 83 millones de pese tas). Las crisis que ocasionó la rescisión del contrato de Daniel Barenboini como director musical del teatro en 1989 se repite. Como en aquella ocasión, esta vez también se han hecho públicas las cifras que la Bastilla paga ba a Whun Chung, para distraer la polémica hacia cuestiones eco nómicas cuando en realidad son de poder.Myung Whun Chung, que cuando el pasado mes de marzo se anunció un cambio en los estatutos del teatro ya vio que su futuro en la Bastilla era incierto, acusó, en una entrevista publicada el viernes por el diario francés Le Monde, a Cluzel de escoger el periodo de vacaciones para intentar echarle. El director de orquesta surcoreano aseguro que aceptaría recortar sus honorarios, pero que en ningún caso renegociaría el contrato para que expirara tres años antes de lo previsto. Chung no aceptó tampoco un recorte de sus competencias musicales, que, incluían la selección de cantantes y títulos que representar.

La ópera de París no tendrá hasta el verano de 1995 a un director de acreditada competencia en la gestión de teatros líricos. Hugues Gall lleva 24 años como profesional de la dirección operística. Primero como asistente de Rolf Liebermann en la dirección de la ópera de París (1970-1980) y después como sobreintendente del Teatro de la ópera de Ginebra, cargo que todavía ocupa. Para la Bastilla tiene planes. Quiere empezar de cero, aunque ello signifique cerrar la casa.

-Su antecesor en el cargo, Pierre Bergé, amigo personal del presidente francés, François Mitterrand, a diferencia de Gall, sólo pudo acreditar al acceder al cargo su competencia para sanear y hacer extremadamente rentable la casa de alta costura Yves Saint-Laurent. Pero la ópera es un negocio muy diferente en el que todos se creen artistas y casi nadie trabajador.