Habla un editor de 'juegos de rol'

Mi nombre es Óscar Díaz, y soy creador y editor de juegos de rol, He seguido con particular interés la cobertura informativa que su periódico y los demás medios de comunicación han realizado del repugnante asesinato de Carlos Moreno a manos de dos estudiantes, siguiendo las instrucciones de una burda y letal parodia de un juego de rol.

Me sorprende que un periódico como el suyo haya sucumbido también ante el supuesto atractivo informativo del sensacionalismo barato y la falta de rigor a la hora de enfocar este tema. Junto a la disección clara y concisa de los hechos y el editorial del día de hoy nos encontramos con piezas cumbres del periodismo de investigación como, por ejemplo, artículos ("... el libro-marco (???) suele llevar tablero incorporado...", "... el jugador suele formar parte de una supuesta élite de guerreros selectos...") o una sesgada entrevista a un jugador de rol (por supuesto, el titular no podía ser otro que Siempre hay que matar a alguien) y un glosario extraído del juego Rolemaster, que es la gota de surrealismo que colma el vaso.

Todavía no he visto impresa ni una sola línea en la que se exprese la opinión de algún creador o editor de juegos de rol, y las opiniones de los libreros y dueños de tiendas especializadas han sido sistemáticamente marginadas de los párrafos significativos de los artículos. Por la misma regla de tres, deberíamos considerar al ajedrez, juego milenario paradigma de la cultura universal, una fuente inagotable de influencias reprobables, ya que incita al canibalismo (hay que comerse para ganar), al racismo (la eterna lucha entre blancas y negras), a las diferencias entre clases (pobrecitos peones, que sólo mueven una casilla), al machismo (la reina tiene más movimiento, pero tiene un papel secundario en el juego) e incita claramente al magnicidio. Desde hace unos años, numerosos pedagogos y educadores han ponderado las evidentes bondades de los juegos de rol (fomentar la colaboración, la toma de decisiones y las relaciones interpersonales, etcétera). Incluso los medios de comunicación le han dedicado atención preferencial, siempre dentro de sus apartados culturales.

Me gustaría utilizar su medio para expresar en nombre de los trabajadores de M+D Editores nuestra repulsa ante el acto criminal cometido por esos dos indeseables, mal llamados jugadores de rol.-